Crónica de las Jornadas sobre contaminantes hormonales en Lizarra

ESTELLA – LIZARRA, (FEBRERO-MARZO 2017)

Cada vez resulta menos difícil transmitir la importancia que tienen para nuestra salud los factores ambientales, en una sociedad aquejada de múltiples afecciones que antiguamente tenían un carácter minoritario. Parejas con escasa fertilidad, casos de cáncer en órganos hormonodependientes (mama, tiroides…), adelanto de la pubertad en niñas o alteraciones en el desarrollo neuropsicológico (hiperactividad, déficit de atención…) afectan a personas de nuestro entorno próximo y son efectos de la exposición a ese grupo de tóxico que llamamos “contaminantes hormonales”.

presentación jornadas contaminantes hormonalesKoldo Leoz (alcalde de Estella – Lizarra) y Mikel Martinez de Morentin (Ekologistak Martxan) en la presentación de las jornadas.

Y es que el medio ambiente y la salud humana son interdependientes y forman parte del mismo “pack”; somos lo que comemos, lo que respiramos y lo que tocamos. Los factores ambientales están determinando nuestra salud presente, aunque también la futura e incluso la salud de nuestra descendencia, como está demostrado en el caso de los contaminantes hormonales. Una verdadera lucha por la Salud se debe basar en la prevención; es por ello que ya se está desarrollando el concepto de “salud ambiental” y un incipiente sistema de “medicina medioambiental”, que busca el origen de las enfermedades y los factores ambientales que las provocan incidiendo en los mismos, sin otorgar el completo protagonismo a la curación principalmente basada en medicamentos químicos.

En este contexto, el pleno del Ayuntamiento de Estella-Lizarra aprobó en abril de 2016 una moción para evitar la exposición de la población y el medio ambiente a los contaminantes hormonales, iniciando un proceso de “desintoxicación” desde las prácticas municipales habituales, implementando nuevos hábitos libres de tóxicos e incidiendo en la concienciación. De ello han surgido estas primeras jornadas abiertas al público sobre contaminantes hormonales, o EDCs (Endocrine Disruptor Chemicals), como una manera de comenzar este arduo camino desde la concienciación social y la formación de determinados colectivos profesionales.

Las “Jornadas sobre Contaminantes Hormonales y sus implicaciones en la salud y el medio ambiente” se han desarrollado durante los meses de febrero y marzo de 2017 con el patrocinio del Ayuntamiento de Estella-Lizarra, la coordinación de Ekologistak Martxan Lizarrerria-Tierra Estella y de la campaña contra los contaminantes hormonales de Ecologistas en Acción, contando con el apoyo del Gobierno de Navarra a través del Departamento de Medio Ambiente y del IEB, Instituto de Bioconstrucción. Con carácter abierto al público, se han estructurado en tres partes diferenciadas desarrolladas en tres semanas consecutivas según el público al que se hace referencia:

  • Jornadas para profesionales de la Educación, padres y madres.
  • EDCs en el ámbito doméstico, municipal y medioambiental.
  • Jornadas para profesionales de la Salud Pública.

cartel-jornadas-disruptores

Cartel de las jornadas.

Los Contaminantes Hormonales son sustancias tóxicas capaces de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal o endocrino, provocando un grave riesgo sobre la salud humana y la fauna silvestre. Sus peculiares características toxicológicas obligan a tomar conciencia del problema; su acción en dosis mínimas, la latencia de sus efectos y su carácter intergeneracional o la especial incidencia en ciertas fases vitales (embarazo, niñez…).

JORNADAS PARA PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN, PADRES Y MADRES

Las Jornadas comenzaron con la intervención del médico y pediatra José Antonio Ortega, responsable de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital “Virgen de la Arrixaca” en Murcia. Esta unidad es pionera en el ámbito de la medicina ambiental dentro del sistema sanitario, con el mérito añadido de su especialización en Pediatría.

Su intervención, realizada con gran entusiasmo, trasladó importantes conceptos básicos para adentrarnos en el tema y logró conectar con el público, a pesar de realizarse en formato de videoconferencia con las dificultades técnicas que ello conlleva. La propia OMS (Organización Mundial de la Salud) define el concepto de Salud Medioambiental, a pesar de que no haya llegado apenas a gobiernos y a profesionales. Sin embargo, según el Dr. Ortega, es absolutamente necesario acercar ambos términos; los gobiernos deberían estructurarse uniendo ministerios de Salud y de Medio Ambiente, que paradójicamente siempre han estado separados.

Existe una preocupación cada vez mayor entre profesionales de la salud por los factores ambientales, ya que su experiencia está señalando las causas de las dolencias de sus pacientes hacia ello, al igual que la investigación científica. Esta fue una de las cuestiones planteadas por el público, sobre la Ciencia; existe multitud de estudios que relacionan la toxicidad ambiental (por incineradoras, por ejemplo) con afecciones a la salud especialmente en la infancia (problemas respiratorios, malformaciones…). Sin embargo, las evidencias finales de la investigación científica siempre son “lágrimas secas”; llegan tarde, después de un gran sufrimiento causado. Ocurrió ya con el tabaco o el amianto; está ocurriendo con los tóxicos contaminantes hormonales y ocurrirá con la nanotecnología u otros; por ello es tan importante la aplicación del Principio de Precaución.

Todos los esfuerzos que se hagan en las etapas del embarazo y la primera infancia (0-3 años) son importantísimas para la salud de toda la vida de las personas y la inversión en ello es de máxima eficiencia y rentabilidad. Niños y niñas se sitúan en la cúspide de la cadena trófica, siendo por lo tanto el destino de todos los tóxicos que circulan en el medio ambiente. No habría que olvidar que las cuatro A son la base de la salud ambiental: Alimentación, Aire, Agua y también el Amor, las cuatro A que determinan nuestra salud.

El sábado, 18 de Febrero, y tras la presentación oficial de las Jornadas, Jesús María Ibarluzea, investigador en el proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), Instituto Biodonostia de investigación sanitaria y responsable de Salud Pública del Gobierno Vasco, profundizó en el ámbito de los contaminantes hormonales, realizando un recorrido desde su definición, características, sustancias más relevantes y los efectos concretos sobre la salud humana.

La publicación del libro “Primavera silenciosa” de Rachel Carlson en 1962 sacudió los ámbitos científicos y marcó un cambio de tendencia hacia una mayor atención hacia el medio ambiente en los efectos de la toxicidad de las sustancias sintéticas; de hecho fue la primera vez que se describían los efectos de los contaminantes hormonales en la fauna silvestre. El sistema hormonal, ya sea animal o humano, requiere de una precisión, sincronización y perfección absolutas para marcar los ritmos de crecimiento y desarrollo humano; la irrupción de “hormonas artificiales” en productos de uso cotidiano desencadena unas reacciones en el organismo cuya gravedad depende del momento de exposición, e incluso pueden afectar a la descendencia del organismo expuesto. Por ello, no existen umbrales seguros y además, la acción combinada de varios EDCs, o “efecto cóctel” puede aumentar exponencialmente sus efectos. Unos efectos en la salud, reproducción o crecimiento en humanos que pueden incluso alterar el ratio hombre-mujer de una sociedad, reducir el coeficiente intelectual global o poner en grave riesgo la capacidad de reproducción de una sociedad (entre el 20% y el 40% de los hombres tienen una escasa capacidad reproductiva en los países desarrollados).

La intervención de los representantes el IEB, Instituto de Baubiologie, María Figols, Aitor Axpe e Inhar Agirrezabal se centró en el análisis de los espacios de uso infantil. No en vano, niñas y niños pasan la mayor parte del tiempo en sus domicilios, colegio o ludotecas; espacios interiores cuya calidad del aire es inferior a la del exterior y concentra multitud de sustancias tóxicas y contaminantes hormonales. El origen de ello está en los productos de construcción y equipamiento; pinturas, barnices, lacas, instalaciones (plomo…) iluminación (mercurio), etc. Multitud de productos y mobiliario se tratan con insecticidas o ignifugantes; también plastificantes en suelos u objetos, todos ellos potentes disruptores endocrinos.

Este mensaje fue una llamada de atención a padres, madres y responsables de centros docentes para cuidar al máximo estos entornos infantiles, ya que una exposición continuada aunque sea a bajas dosis puede producir efectos en la salud de la población infantil durante toda su vida adulta. Y es que acciones tan cotidianas como revestir de PVC un aula infantil deberían ser ya parte del pasado; este tipo de suelos emanan ftalatos al aire durante toda su vida útil, especialmente con temperaturas elevadas y radiación solar; las personas de corta edad, que están además a una altura inferior y son más vulnerables, están mucho más expuesta a este tóxico que acabará depositándose y permaneciendo en los tejidos grasos sin posibilidad de eliminación.

CONTAMINANTES HORMONALES EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO, MUNICIPAL Y MEDIOAMBIENTAL

La ponencia sobre el glifosato, impartida por Juan Felipe Carrasco, coordinador de la campaña Iniciativa Ciudadana Europea Glifosato de Movemos Europa, fue la que más afluencia de público contó en este segundo ciclo de temática general. En efecto, el caso del glifosato es paradigmático dentro del ámbito de los Contaminantes Hormonales, ya que se combinan diversos factores en torno a esta sustancia. Para empezar, es la sustancia de síntesis más utilizada en el planeta actualmente, como herbicida sistémico en agricultura, horticultura, jardinería o infraestructuras; el 90% de los herbicidas existentes en el mercado español se sintetizan a base de glifosato. Por otra parte, su alta toxicidad está demostrada por numerosos estudios científicos, avalada por la IARC (OMS) que lo clasifica como “posiblemente carcinógeno” y además forma parte de las listas de EDCs. Sin embargo, es el producto estrella para multinacionales como Bayer o Monsanto, cuyos lobbies presionan a las administraciones para su promoción y utilización, permiso legal e incluso restricción en la investigación científica (en España no se evalúa ni se investiga oficialmente la presencia del glifosato en los alimentos).

No obstante, la investigación científica independiente ha demostrado la presencia de glifosato en alimentos, agua potable, vino, cerveza, productos de algodón en contacto con la piel o leche materna. Esto supone que, en la práctica, el glifosato forma parte del cóctel químico al que estamos expuestos cotidianamente.

El movimiento social contra el glifosato está siendo activo para contrarrestar la influencia del lobby químico en el ámbito europeo, y actualmente se halla en plena actividad con la Iniciativa Ciudadana Europea, basada en una campaña de recogida de firmas, con el objetivo de la prohibición del glifosato en la nueva regulación que ha de llegar para final de este año 2017.

Las jornadas de temática general trataron el aspecto de los efectos de los contaminantes hormonales en el medio y abordaron un acercamiento a los efectos en seres humanos a través de tres temas parciales como la limpieza, jardinería y cocinas / alimentación, como una introducción para profesionales de estos gremios. Estas ponencias fueron impartidas por Silvia de Santos, arquitecta del IEB, y Dolores Romano y Kistine García, responsables de la campaña de Ecologistas en Acción.

Actualmente, tras décadas de generación de sustancias de síntesis con efecto de disrupción endocrina, ya no existen lugares en el mundo libres de las mismas, y resulta extremadamente difícil encontrar fauna no expuesta. Debido a las corrientes de aire y de agua, los EDC han llegado hasta los confines del Pacífico (continente de plásticos, emisores de ftalatos), a las fosas marianas y a las zonas polares. Los cauces fluviales han sido los portadores más destacados de contaminantes hormonales que han llegado al medio, a partir principalmente de las industrias y de la depuración o vertidos de aguas urbanas. Ciertos estudios llegan a hablar de un “Ebro estrogenizado” y de hecho los primeros efectos visibles de estas sustancias se dieron en peces, anfibios y reptiles cuyo hábitat está en las aguas terrestres y fueron observados en los años 60 por Theo Colborn, fundadora de la organización TEDX, The Endocrine Disruption Exchange. Sin embargo, en la actualidad los efectos son claros en aves, mamíferos e incluso en la especie humana.

Durante los últimos años, las instituciones han reconocido finalmente la investigación sobre los EDCs en tres informes de referencia publicados por la Agencia Europea de Medio Ambiente, la OMS y la Comisión Europea.

Los productos de limpieza suponen la introducción en el hogar de un variado cóctel de sustancias químicas que guardamos habitualmente bajo el fregadero. A veces bajo un aspecto de golosina (no son pocas las intoxicaciones infantiles con estos productos), se esconden peligrosas sustancias tóxicas que inhalamos diariamente. Sin embargo, existen múltiples alternativas para minimizar este problema, que a veces pasan por una reflexión y un cambio de conceptos y hábitos para enfrentarse con la limpieza de los interiores. La principal recomendación sería evitar la suciedad, lo cual puede conseguirse en cierta medida con un cambio de hábitos. Seguidamente, el consejo sería prescindir de los olores, la espuma, o las limpiezas de choque, incluso variar las dosis de productos según la dureza de las aguas o el tipo de suciedad a tratar. Obviamente, existe una variada gama de productos de limpieza ecológicos y también naturales, a base de recetas tradicionales y sencillas.

Un aspecto importante a considerar es la eliminación del polvo, cuya composición puede contener peligrosas sustancias con efecto de disrupción endocrina. El objetivo sería rebajar su toxicidad controlando la introducción de tóxicos en materiales de construcción y de equipamiento, así como evitar su volatilización y, por lo tanto, su inhalación. Para ello, se aconsejaría la limpieza en húmedo o la utilización de filtros capaces de retener hasta las partículas de tamaño micro, así como evitar las combustiones en el interior.

Paralelamente a la limpieza en interiores, la Jardinería u horticultura en exteriores también suele utilizar numerosos y peligrosos compuestos químicos. Entre ellos figurarían herbicidas como el glifosato, del que ya hemos hablado, o un variado cóctel de insecticidas, fungicidas o bactericidas, que introducen los contaminantes hormonales en el medio e incluso en los alimentos. La alternativa es la extrapolación de los conceptos de agricultura ecológica en jardinería urbana, considerando el medio con una visión holística, integrando suelos, biodiversidad, flora y fauna en un ecosistema completo. La reconversión de la jardinería “tradicional” en ecológica es un proceso que está en marcha en un considerable grupo de municipios y cuyo efecto más paradójico es el ahorro económico del presupuesto en jardinería para los ayuntamientos.

La principal vía de entrada de los contaminantes hormonales en el organismo humano es la alimentación, no sólo por la calidad y composición de los envases o utensilios de cocina, sino también por la incorporación de las sustancias tóxicas en frutas y verduras. Durante las dos últimas décadas se ha producido un notable incremento de los residuos de plaguicidas en alimentos; organizaciones como Pesticide Action Network han revelado que el 28% de los alimentos contiene estos residuos, así como el 45% de las frutas y verduras. Entre los EDCs más habituales en nuestros alimentos destacan el clopirifós, cipermetrina o ditiocarbamatos; curiosamente, no se halla el glifosato debido a que tampoco se busca ni se analiza debido a la presión del lobby químico.

Entre los envases alimentarios que contaminan los alimentos destaca el plástico, no sólo por el tipo de plástico o polímero, sino por los aditivos que lo componen. El problema se agrava cuando los líquidos o alimentos grasientos se hallan a temperaturas elevadas en estos envases, lo que favorece la migración de ftalatos, o cuando se tiene a disposición agua del grifo de calidad, como en la mayoría de hogares. Asimismo, hay que considerar el teflón de sartenes, en ocasiones inestable a altas temperaturas y sustituible por sartenes cerámicos o tratados con cera de abeja.

La alternativa, importantísima para población de riesgo como embarazadas o personas de corta edad, pasa por el consumo de alimentos ecológicos, lavar y pelar frutas y verduras y evitar la comida prefabricada y su alta dosis de conservantes. En definitiva, la solución a medio o largo plazo estriba en hacer valer nuestro poder como consumidores/as.

JORNADAS PARA PROFESIONALES DE LA SALUD

La formación de profesionales de la Salud (Medicina, Pediatría, Enfermería y Maternidad principalmente) constituye una pieza clave en cuestión de contaminantes hormonales, ya que sorprendentemente es un campo muy poco conocido en el ámbito sanitario y ni siquiera se encuentra incluido en la formación universitaria.

Para ello, en esta última parte de las jornadas, contamos con la presencia de Marieta Fernández, profesora de la Universidad de Granada e investigadora en el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, equipo liderado por Nicolás Olea y referente en el ámbito de la disrupción endocrina en el Estado Español por sus innovadoras investigaciones científicas.

A pesar de lo que pueda parecer, la Ciencia está viva y dentro de su complejidad permite una paulatina construcción del conocimiento; “las enfermedades son siempre multifactoriales”. Nunca se podrá saber si fue la exposición a un determinado contaminante hormonal lo que causó un caso de cáncer, aunque sí se sabe que la exposición a los mismos aumenta el riesgo de padecerlo. Incluso se puede adivinar los procesos en esa relación causa-efecto aunque no se haya llegado a probarlo y asegurarlo definitivamente, ya que por ética básica no se pueden realizar experimentos con seres humanos. Sin embargo, la tendencia indiscutible de los estudios estadísticos o epidemiológicos vienen a corroborar los experimentos directos que se realizan en laboratorio con animales.

Dentro de esta “incertidumbre científica” ya podemos adivinar con suficiente claridad la relación intrínseca entre la exposición a los contaminantes hormonales y sus efectos sanitarios. Un estudio de la población infantil en la localidad de Flix (Cataluña), cuya población soporta una mayor exposición a compuestos organoclorados debido a la industria química local, reveló un menor desarrollo neurocognitivo manifestado, entre otros hechos, en una mayor necesidad de apoyo escolar. Otro estudio epidemiológico revelaba un mayor número de casos de malformaciones (criptorquidia, etc) en niños varones de la provincia de Granada en las comarcas con mayores ventas de pesticidas de uso agrícola. Ya se ha comprobado que las menores concentraciones de espermatozoides en el semen se dan en hombres que habitan en países con mayor desarrollo industrial del planeta, no en vano coincidentes con una mayor exposición a químicos con efecto de disrupción endocrina; esto se añade a otros factores cuya consecuencia social es un descenso de la natalidad.

Una conclusión de los avances científicos es que “el código postal es más importante que el código genético”, poniendo en evidencia la importancia de la exposición cotidiana a factores ambientales en la salud a medio y largo plazo. Esto se plasma con mayor evidencia en los mapas del cáncer; las zonas con mayor incidencia están siempre relacionadas con factores ambientales, como la presencia de industrias contaminantes, radón en subsuelo e interiores o incluso con los hábitos alimenticios locales. Se estima que únicamente un 10% de los casos de cáncer son hereditarios, a pesar de que la idea predominante en la sociedad es la contraria. En efecto, desde la proliferación de la primera célula cancerosa hasta el diagnóstico pueden pasar años; un periodo de latencia que hace más difícil averiguar la causa o causas de esa ruptura del equilibrio homeostático en un momento concreto.

La penetración en el organismo de los contaminantes hormonales existentes en el entorno se realiza por tres procedimientos; inhalación, vía dérmica y alimentación. Las dos primeras vías son especialmente críticas debido a que estos tóxicos, a través de los pulmones o de la piel, pasan directamente a la sangre sin metabolización previa, y de ahí a los tejidos grasos sin posibilidad de eliminación (excepto en momentos puntuales como el período de lactancia a través de la leche). Es por ello que resulta especialmente relevante el rodearnos de materiales de construcción y equipamiento en interiores libres de toxicidad, según los criterios de la Bioconstrucción, y por tanto mantener un aire interior limpio. Asimismo, hay que prestar atención especialmente los productos de cosmética e higiene personal que utilizamos a diario, con una carga importante de toxicidad.

La penetración de tóxicos a través de la alimentación permite una metabolización previa y una cierta posibilidad de eliminación; sin embargo, esta vía es la principal en cuanto a exposición a contaminantes hormonales en particular. Es por ello que la intervención de Marieta puso una especial atención a la alimentación.

Los hábitos alimenticios han ido deteriorándose en la medida que la dieta tradicional ha sido desplazada por la comida rápida y precocinada, incorporando alimentos más ricos en calorías, aditivos, azúcares o colesterol, pero más pobres en vitaminas; esto es, “comida vacía” en términos energéticos y de vitalidad. Sin embargo, el aumento de la obesidad en las sociedades de países enriquecidos se explica por la adición de un factor clave; la exposición a los contaminantes hormonales. Un interesante experimento de laboratorio consistió en exponer a ratonas embarazadas a tributil-til (un antialgas para barcos); las crías resultaron obesas. Esto nos recuerda no sólo que los efectos de la exposición a EDCs se pueden manifestar en la siguiente generación, sino que también provocan disfunciones en el metabolismo, lo cual se traslada también a la especie humana. La consecuencia sanitaria es seria; se estima que la segunda causa de cáncer, tras el tabaquismo, es la obesidad.

La realidad, sin embargo, es compleja y ello exige una balanza en algunas cuestiones críticas. A pesar de que la leche materna esté conteniendo el cóctel de químicos que la madre ha almacenado durante años en su tejido graso, los beneficios de la lactancia son enormes a nivel físico y emocional. El consumo de pescado, a pesar del mercurio y otros metales pesados que contiene, también es necesario en una alimentación equilibrada.

La última intervención en estas jornadas, a cargo de Kistine García, ofreció alternativas y maneras de proceder especialmente al personal sanitario. Se puede hacer mucho para reducir la exposición a contaminantes hormonales desde dentro del sistema sanitario, comenzando por las propias compras de productos de uso médico libres de estos tóxicos. El problema es importante en ciertos casos, como las incubadoras de policarbonato en las que bebés prematuros están expuestos a altas dosis de plastificantes en una época crítica de crecimiento y formación. Ya existen precedentes de hospitales, como los de Viena, que apuestan por compras de material libre de ftalatos o BPA, por un precio similar al de los materiales convencionales.

Un conocimiento del problema por parte de profesionales de la sanidad debe llevar a unos protocolos de prevención directa a sus pacientes, con consejos directos sobre la alimentación, uso de productos en contacto con la piel o el tratamiento de la “tercera piel”, el hábitat. Esto adquiere especial relevancia hacia los grupos de riesgo; embarazadas o incluso hombres y mujeres que planifican un embarazo, personas de corta edad, enfermas etc.

El juego es dejar de diagnosticar”, en el sentido de que debemos focalizar en la Prevención en Salud Pública. La evidencia científica no es total, pero es más que suficiente para comenzar a actuar, tomando medidas sistémicas en la Prevención y además revirtiendo el conocimiento ya existente a la sociedad y especialmente a profesionales.

CONCLUSIÓN

Estas Jornadas sobre Contaminantes Hormonales y sus implicaciones en la Salud y el Medio Ambiente han sido pioneras en cuanto a la “socialización” del problema fuera de los círculos científicos, institucionales o puramente militantes, trasladando el tema en un contexto social de base. Quizás el desconocimiento del tema haya mermado la asistencia en algunos momentos, aunque esto se ha visto compensado por la calidad de las intervenciones y por el interés del público.

Y es este punto, la interacción ponentes – público asistente, lo que ha aportado una especial singularidad a las Jornadas. Las preguntas y aportaciones del público han sido diversas y realizadas desde el aspecto práctico y también desde el deseo y necesidad de saber. Una cuestión que se repitió es si uno de los efectos de los contaminantes hormonales puede ser la transexualidad o la homosexualidad; la respuesta es que la identidad u orientación sexual no guarda ninguna relación con los efectos de estos tóxicos, que se manifiestan a un nivel puramente físico. También apareció en varios momentos la cuestión de la incineración de basuras y sus efectos, tema de preocupación social; en efecto, la incineración emite tóxicos muy peligrosos al ambiente cuya consecuencia es un mayor riesgo de ciertas afecciones a la población de la comarca.

Las cuestiones prácticas sobre hábitos de limpieza del hogar o alimentación fueron recurrentes en muchas ponencias. Incluso aquellas que incidían en si realmente existen estudios científicos que avalen el contenido de las Jornadas o si realmente no existen umbrales de riesgo en la exposición a contaminantes hormonales, cuestiones que surgen probablemente de la estupefacción ante la falta de conciencia social sobre un tema de semejante envergadura y consecuencias.

La vitalidad de la ciencia quedó patente en la consideración del aluminio como EDC, respecto a lo cual surgieron divergencia de opiniones. Nos quedamos, por tanto, con la tarea de resolver esta cuestión en los próximos tiempos.

Y no faltó interés en cuanto a la dimensión de la lucha social e institucional contra los contaminantes hormonales. La campaña de recogida de firmas contra el glifosato, de cara a su posible reautorización dentro de unos meses, fue acogida con entusiasmo por el público y los procesos de tratados internacionales (TTIP, CETA) que afectan a la regulación de químicos o el trabajo de la Comisión Europea en este sentido también suscitaron preguntas y comentarios. A pesar de hallarnos en un contexto alejado del poder o instituciones, existe un seguimiento y preocupación por todos estos procesos que en definitiva afectan de manera importante a nuestra cotidianeidad y salud.

En definitiva, nos quedamos con el mensaje de la PREVENCIÓN frente a los contaminantes hormonales y en ello seguiremos invirtiendo nuestras energías en lo sucesivo.

  • Twitter
  • Facebook