Feliz 2023. Ya queda menos.

Desde hace milenios, reconocemos los solsticios como momentos de parar o, al menos, de ir más despacio. Días entre dos tiempos para “quemar lo viejo”, nombrar lo que se quiere dejar atrás, y “abrazar lo nuevo”, días con algo más de magia.

Si decimos “ya queda menos”, una pregunta agazapada en los bucles de un muelle salta como un resorte: ya queda menos… ¿para qué?

¿Quién no ha hecho el listado de propósitos de año nuevo con esa emoción dulce de quien confía en lo que está por venir? Ecologistas en Acción, organización optimista por vocación y decisión, sabemos que un mundo mejor, más justo y respetuoso con la naturaleza, es posible.

Por eso, nuestro “ya queda menos” es un mensaje esperanzador.

“Ya queda menos”, pensaron las compañeras zapatistas la noche del 31 de diciembre de 1993 mientras removían café en una lumbre, esperando la mañana en la que abrirían las puertas de un nuevo futuro.

“Ya queda menos”, dicen para sí quienes quieren vivir dentro de los límites del planeta a sabiendas de que la felicidad no está en el consumo exacerbado, y saben además cómo intentarlo. Lo dicen en voz alta cuando ejercen felicidad compartiendo momentos, generando vínculos y celebrando victorias.

“Ya queda menos”, decimos quizá también cuando la desazón gana terreno, y vemos cómo en el marcador de la vida aumentan los grados y se reducen las especies. Cuando miramos desde abajo a quienes quieren destruirlo todo e hipotecar el planeta como si este fuera para siempre.

Hoy, queremos que nuestro “ya queda menos” se parezca a la sensación de ver amanecer mirando las montañas.

No estamos solas.

Un fantasma ecologista salta de meridiano en meridiano, de paralelo en paralelo. Es el fantasma de quienes ponen sus cuerpos protegiendo la tierra, de Berta Cáceres, Ken Saro-Wiwa, Datu Kaylo Bontolan, Ana Marie “Chai” Lemita-Evangelista, Gladys del Estal.

Con la responsabilidad y la alegría de quien recoge un legado, invocamos la rebeldía que impulsa a luchar contra la minería ilegal, bloquear jets privados, cortar carreteras o señalar la responsabilidad de las tiendas de lujo. La rebeldía de quien se ata a los árboles para evitar la deforestación, promueve expropiaciones a terratenientes, boicotea multinacionales e impide desahucios.

A llenar las calles.

Ya queda menos.

Feliz 2023.

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