(cast) Iberdrola completa el proyecto Baixo Iguaçu con fuertes impactos

(por TRADENER)
Las apuestas hidroeléctricas de Iberdrola, son como nos podemos imaginar, en el extranjero, porque aquí, en el estado esapñol, ya está todo copado. Más en concreto en Brasil, país de gran potencial energético por su abundancia hídrica, y donde desde el gobierno Lula Iberdrola quedó en muy buena posición.

La semana pasada (23 marzo 2019) Iberdrola, como Neoenergia, inauguró el embalse de Baixo Iguaçu (Bajo Iguazú) a escasos kilómetros de las cascadas (60 km). Su maquinaria publicitaria ya se ha echado a rodar. Un vistazo en internet nos muestra distintos artículos sobre la inauguración. Pero todos ellos dicen lo mismo. Debe ser una copia de su nota de prensa. Inciden en los mismos tópicos de siempre: primero, claro, está que dicha represa no produce ningún daño. Segundo. que se trata de energía renovable. Y tercero que así proveerá de energía a muchas familias.

Muchos de los medios han elegido ese aspecto para sus titulares: que proveerá de energía a un millón de personas, cuando ese es sólo un estimado resultante de los megavatios que va producir y la gente a la que beneficiaría. Pero en Brasil, como en Latinoamérica y todo el mundo es de sobra conocido, que además de los miles de megavatios que se pierden en la red, mucha gente queda excluida, mientras que el destino de la producción son las grandes empresas y mineras, y la exportación. En Brasil, con 55 millones de personas en la pobreza (2017) (26,5%), su tarifa eléctrica es tan cara como la europea, y mientras las empresas reciben la electricidad a precios irrisorios o incluso gratis.

Añadir, que al consabido lavado verde de Iberdrola, ahora le añaden su presunto compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adaptándolos descaradamente a su intereses.

En este caso también no escatiman en loas, afirmando incluso que la represa contribuirá a las cataratas de Iguazú porque así se podrá controlar el flujo de agua y garantizar que hay suficiente en todas las épocas del año. Nos negamos a creer en estas soluciones tecnológicas para maravillas naturales que surgieron de condiciones muy especiales. Además entendemos que el generar energía de forma constante y garantizar el flujo del agua induce a la contradicción, y que puestos a elegir, siempre elegirán la opción que produzca más beneficios. Así ocurrió en 2006 con las entonces existentes represas, que, en un período de sequía, para acumular agua y generar electricidad cerraron las compuertas, afectando a las Cataratas del Iguazú. Tenemos que recordar que en este caso, ahora, sumamos otra represa más a la ecuación!

Pero además también funcionan de forma inversa, ya que no sirven para retener las crecidas de caudal, y así se convierten en un grave peligro ante situaciones extremas, acrecentado además por el hecho de estar todas encadenadas entre sí.

Áreas afetadas pelas enchentes na região de União da Vitória.
União da Vitória, 09/06/2014
Foto: Arnaldo Alves / ANPr

No en vano, porque se trata de la sexta represa brasileña sobre el río Iguazú, y además Brasil ha actuado siempre de forma muy injusta con el aprovechamiento del agua y de la energía producida (y de los beneficios, claro) con respecto de sus vecinos fluviales. Las otras 5 ya tenían un gran efecto ambiental pues hacen que el río como tal desaparezca, convirtiéndose en una sucesión de lagos encadenados. Una de las maravillas naturales más conocidas del mundo, las cataratas de Iguazú, se encuentran más abajo de la nueva represa (90 km). Y estas se encuentran nada menos que en el Parque Nacional del Iguazú, que se extiende a ambos lados del río en Argentina y Brasil. Esta es una reserva natural de importancia vital con flora y fauna únicas en el mundo, algunas en riesgo de extinción, y ya afectada por las anteriores represas. Estas represas, unidas a la deforestación que ha afectado a la selva paranaense han supuesto un desastre ambiental sin precedentes, con la reducción de la selva a casi su desparición. Ahora Iberdrola añade más impactos a estos.

En 1982 la represa de Itaipú, en el mismo río Paraná, hizo desaparecer los Saltos del Guairá entre Brasil y Paraguay. Los saltos del Guairá constaban de 18 cascadas se distribuían en 7 grupos, y eran los mayores del mundo en volumen de agua, duplicado el de las Cataratas del Niágara.

El proyecto en su momento obtuvo la oposición de políticos y diputados argentinos, incluidas instituciones de la provincia de Misiones, que históricamente denuncian los abusos por parte de Brasil con los recursos fronterizos. Lo más llamativo es que las compañías y el gobierno brasileño también se valen del hecho de que no existe un tratado que regule la construcción de obras en el río. A nivel ecológico es imprescindible que existan políticas y normativas consensuadas por ambos países (y en el caso de Uruguay con Argentina también). Pero sobre todo tenemos el hecho que si normalmente estos proyectos carecen del consenso de la población, en este además ocurre con la población e instituciones de otro país que es afectado directamente.

En junio de 2016 las obras de Baixo Iguaçu sufrieron un accidente que provocó el aumento del caudal en 33 veces, y la consecuente gran inundación río abajo. La inundación afectó a la provincia de Misiones (Argentina) donde cubrió carreteras, pueblos quedaron incomunicados y miles de habitantes aislados. Fue un desastre ecológico.

La falta de seguridad creada por la proliferación de embalses en el río Paraná fue ratificada por el director de la Asociación de Operadores de Centrales Eléctricas, Sérgio Fonseca en una audiencia reciente. Según él la razón reside en la falta de legislación. “Estamos pagando caro para correr ese riesgo, mientras que las empresas tienen beneficios desorbitantes”. La reflexión alude al desastre cercano de Brumadinho (enero 2019), y comparaba esa represa con las de la cuenca del Iguazú, por ejemplo con Salto Caxias, con un volumen 300 veces mayor o Salto Santiago con casi 600 veces el de Brumadinho. Y recordaba que existen sólo cuatro técnicos para la fiscalización de más de 400 represas en Paraná.

Nosotras por nuestra parte, una vez más, reiteramos lo que venimos diciendo desde hace mucho, sobre todo desde nuestra comunicación directa con las personas afectadas, que en este mundo del periodismo imparcial y justo nadie ha tenido el gusto de incluir, pese a que hoy en día, con una visita a internet, y buscando lo que hay que buscar, se obtiene la información con facilidad.

A la situación privilegiada de Iberdrola en Brasil contribuye también el formar consorcios con las propias compañías estatales como en este caso, con COPEL (Compañía Paranaense de Energía), sobre todo cuando es de forma minoritaria como en este caso (Copel solo controla el 30% del consorcio e Iberdrola 70%). Porque al ser estatal, además de para muchas personas gozar (aún) de cierta credibilidad, está eximida de muchas obligaciones y de un trato preferencial, del que ya cuentan las empresas energéticas de por sí.

Ignorando a las familias afectadas, pasando sobre ellas

Este proyecto afectó directamente a 800 familias. Aunque en el mismo co
ncepto de “afectado” también reside parte de la injusticia a la que nos referimos. La misma Iberdrola, para reducir el numero de afectados y así el dinero a pagar en indemnizaciones y reasentamientos se inventó lo que denomina “áreas de remanso”, que sitúa próximas al límite establecido del embalse. Pero estas áreas, aunque en teoría no se cubren, si pueden hacerlo en el caso de que los niveles suban por lluvias. En ese caso inundaría las propiedades, cultivos y casas que debían haberse incluido en riesgo de inundación, como además lo contempla la ley (Resolución de la Agencia Nacional de Aguas, nº 142, de febrero de 2014, artículo 4). Así fue el caso a finales de marzo de 2019, cuando su nivel subió superando los 100 metros establecidos, y afectando a 100 familias viven en esta zona. Un impacto temprano teniendo en cuenta que tan solo comenzó a llenarse en diciembre 2018.

Este aspecto está en relación también con la superficie inundada. Iberdrola destaca que dicho embalse tiene un impacto menor por no ser tan grande la zona inundada, cuando esta es considerable: 31 kilómetros cuadrados. Además no es solo la superficie inundada sino el volumen de agua restringido por el embalse, por lo t
anto, la zona también excluida de agua. Pero como hemos visto además, la zona inundable es mucho mayor, lo que pasa es que Iberdrola se ha servido de artimañas (“áreas de remanso”) para reducir el espacio que contabiliza como afectado.

El proyecto de Baixo Iguaçu que ahora se ha completado se impuso por la fuerza desde 2013 cuando comenzó a desoír las reclamaciones de las personas afectadas. Desde entonces esa ha sido la norma, repitiéndose las protestas y movilizaciones de los afectados continuamente.

En mayo del 2016 la Policía Militar detuvo a 12 personas afectadas que ocuparon las obras. El 11 de julio volvieron a bloquear también el acceso a las obras siendo desalojados cuatro días después. Sin duda el momento culminante fue en septiembre de 2016 cuando cientos de personas se mantuvieron acampando en la zona de obras de la central durante más de un mes. Ese mes el consorcio canceló tres reuniones con los afectados, sin ningún tipo de aviso previo, cuando algunas de la familias se desplazaban para ello más de 500 kilómetros. El 8 de septiembre el Batallón de Choque de la Policía Militar atacó a los afectados, con gases lacrimógenos y balas de goma, deteniendo, hiriendo y hospitalizando a varios. El 12 de septiembre, alrededor de un millar de personas afectadas y miembros de las organizac
iones rurales y urbanas se manifestaron en los municipios de Capanema y Capitán Leonidas Marques. Un campesino movilizado explicaba: “Ocupar y resistir es la única forma que tenemos nosotros los afectados de ser oídos; esperamos algo de vuelta, pues cuando el agua cubra mi casa ya no harán nada y eso es lo que la empresa Neoenergia quiere”.

A este proyecto le dieron autorización sin conocer de verdad los impactos de esta infraestructura y sin haber resuelto como solucionar la situación de las personas afectadas. Iberdrola en su propaganda repue que pero si que se desplazó a familias, y actualmente hay más de 100.

Además muchas personas afectadas han llevado a las compañías a los tribunales por la falta de acuerdo en las indemnizaciones. La compañía no ha provisto el reasentamiento a familias afectadas, pero además tampoco ha ofrecido un espacio de diálogo. Debido a la concesión de permiso para la central, cabe extender la responsabilidad institucional al gobierno regional ya que éste otorgó la licencia ambiental. Las personas afectadas han sufrido procesos judiciales, y están siendo criminalizadas por reivindicar sus derechos inalienables. Por ello el MAB (movimiento de Afectadas por represas) lo ve como una “forma de intentar inhibir el proceso de movilización social y organización popular”.

Pero todo lo dicho sobre el nuevo embalse de Iberdrola de Baixo Iguaçu hay que colocarlo en un contexto más amplio, porque Iberdrola tiene en Brasil más embalses y más proyectos, y mucho más negocio también. Así entenderemos que todo lo dicho se corresponde con planteamientos en los que prima el desarrollo ecológico, y la destrucción del medio ambiente, afectando a comunidades y personas. Así fue con la hidroeléctrica de Baguari inaugurada en 2009 en el que alrededor de 300 familias fueron afectadas perdiendo casa tierras, siendo totalmente desposeídas y abandonadas a su suerte. O el embalse y central hidroeléctrica Teles Pires que afectó al pueblo Indígena Munduruku. Pero sin duda el mayor proyecto en el que participó Iberdrola y que mayor impacto ambiental y humano supuso fue el de Belo Monte, el tercer mayor embalse del mundo, el el afluente del Amazona, sío Xingú. Belo Monte fue paralizada en varias ocasiones por los tribunales debido a sus fuertes impactos, pero finalizada por considerarse de interés nacional. Fue inaugurada en 2016 afectando a miles de personas, entre ellas muchos pueblos indígenas. Hoy en día sigue sumando afecciones e impactos.

Y por si esto fuera poco, Ibedrola también pretende construir otro embalse en el río Tapajós que afectaría nuevamente al pueblo Munduruku y otros. Este proyecto lleva paralizado desde 2016 por las mismas razones que lo fue Belo Monte. Ahora bien, como ya ha denunciado Ekologistak Martxan, una de las promesas del nuevo presidente Jair Bolsonaro han sido rescindir las medidas de protección de resguardos indígenas y de parques naturales para abrirlos a su explotación y desarrollo, permitiendo proyectos como éste (en este sentido, una victoria contra estos intentos tuvo lugar este 23 de mayo cuando se garantizó la competencia de la FUNAI en la demarcación de tierras indígenas y su permanencia en el Ministerio de Justicia). Por cierto: Bolsonaro iba a acudir a la inauguración de Baixo Iguaçu pero se lo impidió el tiempo – lo que demuestra una vez más también la importancia que tiene y le dan a estos emprendimientos las autoridades.

Pero sobre todo Iberdrola se sirve de la energía hidroeléctrica, que es la energía más desarrollada en Brasil (70%), para nutrir sus cofres. Sobre todo si entendemos que la energía hidroeléctrica es muy rentable, pues produce mucha energía y solo cuenta con el gasto de construcción del embalse y la central, y se comercializa al precio de otras energías mucho más caras. Iberdrola cuenta con 13,8 millones de puntos de suministro o clientes lo que significa un gran negocio a costa de grandes impactos.

Las violaciones de este proyecto ya se trataron en el Parlamento Vasco en una comparecencia organizada por Elkarrekin Podemos el 18 de octubre de 2017. En ella participó el integrante del MAB (Movimiento de Afectadas por Represas) Robson Formica que denunció la violación de derechos de la población de reasentamiento e indemnización.

Más lavado verde de Iberdrola: ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)

Añadir, que al consabido lavado verde de Iberdrola, en el proyecto hidroeléctrico de Baixo Iguaçu añade su presunto compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adaptándolos descaradamente a su intereses. Así, pese a todo lo denuciado sobre reasentamientos y exclusión de indemnización y ayudas a las familias afectadas, Iberdrola tiene la desfachatez de endosarse la mejora de la vida de esas personas: “Un nuevo capítulo en la vida de los vecinos”. Otro reclamo de las personas afectadas es que Iberdrola no concede reasentamientos colectivos con lo que se afectan también sus lazos comunitarios..

Tambien clama contribuir con este proyecto a la “salud y bienestar” y a crear “ciudades y comunidades sostenibles”, cuando ha destruido las verdaderas comunidades sostenibles y las trata de forma tan irrespetuosa. También se atribuye el contribuir a la biodiversidad (“La biodiversidad, una prioridad”) cuando ya hemos visto los efectos que tiene sobre el medio ambiente y sobre ese ecosistema tan dañado y único como es la selva paranaense.

Precisamente en este apartado citan al “surubí del Iguaçu, el mayor pez del río, que es endémico y que llegó a ser considerado como extinto hace algunas décadas”. Dice Iberdrola que se temía que con la la central de Baixo Iguaçu obstaculizara su flujo migratorio y que para ello especialistas utilizaron tecnología puntera para entender su comportamiento. Lo que no añaden es que solución se le ha dado a esta especie y otras, y a a este problema, porque precisamente, la diezma del surubí subyace en la proliferación de mega-represas en el Paraná.

Igualmente, alega que contribuirá al turismo, cuando las modificaciones de caudal que supondrá en el río Paraná ponen en riesgo uno de los mayores atractivos turísticos de la zona, como son las cataratas de Iguazú (“El turismo, una nueva forma de actividad económica”).

O incluso se permiten arrogarse el asistir a la “igualdad de género” (“Hidroeléctrica, sustantivo femenino”!), incluyendo los nombres de una responsable de comunicación y otra de reasentamientos,. Mientras, es de sobra sabido, que de todas las personas afectadas por el desmembramiento comunitario y los desplazamientos. Las peor paradas son las mujeres.

Concluir apuntando que entre los ODS que Iberdrola pretende cumplir, no añade aspectos en los que habitualmente redunda con la hidroeléctrica como serían los correspondientes a “Energía asequible y no contaminante” y “Acción por el clima”. El primero ya hemos demostrado que no, sobre todo para muchos afectados, y sobre el segundo, pese a la insitencia de Iberdrola y otras, también repetimos una y otra vez que la hidroeléctrica contribuye mucho al cambio climático por la descomposición de vegetación bajo el agua y por agotar el oxígenos del agua.

Citar también, que pese a este burdo uso de estos principios, Neoenergia, o la filial brasileña de Iberdrola, ha sido premiada con el el Premio ODS Pacto Mundial 2019 en la categoría de Colaboraciones/Grandes Empresas, lo que nos plantea serias dudas sobre la naturaleza de estos premios, pero sobre todo de los propios ODS como herramienta para legitimar el actuar de las empresas e incidir en el lavado verde.

https://ekologistakmartxan.org/2016/11/22/ekologistak-martxan-denuncia-la-actuacion-de-iberdrola-en-baixo-iguacu/