Los controles oficiales del agua potable son insuficientes: ni analizan los plaguicidas que realmente se usan en los campos, ni controlan el agua de todos los municipios, según un estudio.
Los plaguicidas contribuyen significativamente al cambio climático, que a su vez aumenta la dependencia de los de pesticidas. Un círculo vicioso del que debemos salir por nuestra supervivencia.
España autoriza el tratamiento de semillas de remolacha azucarera con un insecticida prohibido por ser letal para las abejas, en contra de la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo.
Ya ha tomado forma el último obstáculo de Europa a la propuesta de eliminación de plaguicidas sintéticos del Reglamento de Uso Sostenible.
Un informe elaborado por Ecologistas en Acción destaca la elevada contaminación de las aguas superficiales (ríos, embalses, lagos) y subterráneas de Euskal Herria y del resto del Estado con tóxicos de múltiples orígenes, desde la industria petroquímica a la agricultura industrial.